Hace unos meses el baloncesto se tornaba de color negro, se ponía de luto, especialmente en canarias, pues Ana Rodríguez jugadora del preinfantil del Heidelberg fallecía tras sufrir un aparatoso golpe durante un partido, y eso no quedó en el olvido, en este caso Alejandra Ayala ( jugadora del Luther King) no dejó que esta noticia fuese olvidada y dio una lección de compañerismo.
Alejandr Ayala conseguía junto con sus compañeras ser campeonas de su categoría en Canarias, ella saltaba y gritaba de alegría junto con sus compañeras, hasta el momento de la entrega de medallas...
Cuando ya tenían sus "recompensas" Alejandra se quitaba la medalla y se acercaba a Pablo Peñate, director deportivo del Heidelberg, para que esa medalla fuera entregada a los padres de Ana.
Ella prefirió tener el recuerdo de Ana y no la medalla.
Al llegar el equipo de Alejandra al aeropuerto de Los Rodeos, había una niña sin medalla, pero llena de valores que su familia y el baloncesto le había inculcado.
Al leer esta noticia todo mi cuerpo sufrió un escalofrío y me doy cuenta de que no importa la edad ni lo maduro que estemos, sino que desde bien pequeños nos inculcan valores que podemos aceptar o no, y de los que aprendemos a valorar el sentido de la vida.
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